El 15 de mayo se espera la nueva audiencia sobre
el Riachuelo, convocada por el juez federal Sergio Torres, uno de los
designados para reemplazar a Luis Armella, acusado por prácticas corruptas en
la contratación de las obras que él mismo exigía que se realizasen sobre la
cuenca.
Torres hizo la convocatoria con una finalidad clara: revisar
todo lo actuado en la era Armella. Esto quiere decir que tanto la Autoridad de
Cuenca Matanza- Riachuelo (Acumar) como las empresas a las que se derivaba
dinero para eludir las licitaciones en la contratación de obras (Ceamse, por
ejemplo), deberán explicar qué pasó en estos cinco años.
De allí, supuestamente, saldrá el veredicto acerca de la
responsabilidad de cada uno (además del imprescindible inicio de una causa
judicial contra Armella), y la explicación sobre por qué los avances en el
proceso de saneamiento del Riachuelo no fueron tales. Armella, no obstante,
sigue sin ser procesado.
En el blog “Proyecto Riachuelo” se señala que “el desplazado
juez federal de Quilmes Luís Armella está muy cerca de delitos de
enriquecimiento ilícito y estafas varias. La sociedad toda espera el juicio
político y la destitución del magistrado. Se lo acusa de vincularse con un
grupo de empresas que consiguieron contratos millonarios sin licitación
alguna”.
Dichas empresas estaban formadas por su esposa, su suegro y
otros familiares. Pese a que la Auditoría General de la Nación (AGN)
comprobó la veracidad de las acusaciones contra Armella, originadas
en una nota periodística de Verbitsky, el juez parece seguir teniendo
protección de la familia judicial y de la oposición política que, curiosamente,
no ha pedido su destitución.
Hoy, debido a la destitución de Armella, el saneamiento del
Riachuelo está detenido.
Nadie quiere firmar un papel con el riesgo de que se lo
considere cómplice o partícipe necesario de los enjuagues del juez Armella.
Además, el dinero comprometido para el ejercicio 2012-2013 no está en su
totalidad: la provincia de Buenos Aires propuso bonos que no fueron
aceptados y la ciudad rehúye de disponer de lo que se comprometió a la hora de
participar de Acumar.
En este panorama, el secretario de Medio Ambiente Juan
José Mussi se permitió un acto de “optimismo”. En un acto en Avellaneda a fines
del mes pasado, se permitió decir que: "si seguimos trabajando con todas
nuestras fuerzas, y si se cumplen todos los plazos establecidos, en 2016 el
Riachuelo debe estar saneado en lo que se refiere a vuelcos industriales,
vuelcos cloacales y residuos sólidos domiciliarios”.
Resulta sorprendente semejante manifestación, ya que todos
los plazos comprometidos en las obras según el cronograma impuesto desde la
sentencia de la Corte en 2008 están vencidos y hasta debieron imponerse multas
y sanciones justamente por no cumplir con lo determinado en los tiempos del
proceso de saneamiento.
Referencia: http://www.nuestromar.org
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