La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y (CNUMAD) establece que la protección ambiental es una parte integrante del desarrollo, que debería tener como objetivo aliviar la pobreza y lograr un equilibrio entre la eficiencia económica y la sostenibilidad.
En el distrito de Tigre, por el contrario, en donde impera el más estricto de los criterios liberales, que hace del “mercado” rey y señor del desarrollo urbano integral, el mundo de los negocios no tiene medida ni control. Aquí, en Tigre, desarrolladores inmobiliarios, con el apoyo y complicidad del estado, han intervenido miles de hectáreas de humedales en forma clandestina e ilegal. Las empresas vuelcan sus residuos industriales sin pudor en los arroyos zonales, y desmontan arboledas centenarias, amparadas en la impunidad que le brindan las autoridades competentes.
En viejos tiempos, la existencia de humeantes chimeneas era signo de producción y crecimiento. Hoy la comunidad intuye los signos del crecimiento y desarrollo, cuando se enfrenta a los guardias privados que nos impiden el libre tránsito por las calles del Distrito. Cuando nos enfrentamos a obras estructurales de magnitud, cuyo único objetivo es el de garantizar el cómodo y rápido acceso a los barrios privados. Cuando vemos los residuos de este modelo de desarrollo flotando sin recato en la superficie de nuestros arroyos. Cuando somos testigos mudos, del abatimiento sin piedad de arboledas centenarias.
Por si acaso fuera verdad aquello de que “una imagen vale más mil palabras”, publico a continuación una serie de fotografías que corresponden al mes en curso y fueron tomadas en la localidad de Ricardo Rojas. Estos son los signos inequívocos que he encontrado, los últimos días, de que el desarrollo y el crecimiento están presentes como nunca en nuestro distrito.
Notas relacionadas:
No hay comentarios:
Publicar un comentario