Con un caudal aproximado de 30.000 m3/seg, el Río de la Plata, que en realidad es un estuario, es una de las mayores fuentes de agua dulce superficiales del planeta. Es también un sistema altamente productivo y un ecosistema dinámico en peligro. Más de 15 millones personas viven a sus orillas y muchas de ellas beben agua que se toma directamente del Río.
Sin embargo, hoy el río está siendo utilizado como bebedero y cloaca al mismo tiempo. Fluyen a él 2,3 millones de m3 por día de aguas negras sin tratar afectando seriamente la calidad de sus aguas, fundamentalmente las costeras. La consecuencia más directa es que las costas del Río desde la capital federal hasta Berisso presentan importantes índices de contaminación fecal.
Además, junto a las aguas servidas ingresan al Río grandes cantidades de nutrientes que fomentan los procesos de eutrofización, un problema ambiental persistente caracterizado por la elevada turbidez del agua, la presencia de algas tóxicas, la mortandad de peces y la pérdida de diversidad en los ecosistemas acuáticos.
Río de La Plata - Foto R. Barbieri |
Nos encontramos hoy frente a una profunda eutrofización del Río de La Plata, con tendencia a un agravamiento de la situación ambiental en comparación con datos de 1992 y 1997. No es sorpresa entonces que los habitantes de zonas costeras presenten mayor prevalencia de parasitosis, diarreas, leptospirosis y dermatitis aun con abastecimiento de agua potable.
Contaminación fecal y eutrofización son dos efectos importantes del vertido de aguas servidas sin tratar pero no son los únicos, por las cloacas llegan río pesticidas, metales, antibióticos y fármacos en general, hidrocarburos y contaminantes diversos. Y esto sin considerar los desagües industriales y agrícolas que se vierten con escaso control.
Es necesario que la Universidad y el sistema científico presten especial atención al Estuario del Plata; que las autoridades comprendan que el tema ambiental debe ser incorporado con fuerza en el diseño de políticas de desarrollo regional y local; y fundamentalmente que los rioplatenses entendamos que nuestra calidad de vida está íntimamente ligada a la calidad ambiental del estuario, y que cuidarlo es hacer soberanía sobre nuestros recursos y paisajes.
Por Dr. Darío Andrinolo
Director del Programa Ambiental de Extensión Universitaria de la Facultad de Ciencias Exactas-UNLP
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