Escrito por Maribel Carrasco
Análisis. Desde este mismo medio hace siete años
se publicaron una serie de notas sobre el avance de las urbanizaciones privadas
en Tigre, y advertíamos sobre la forma de ocupación del territorio de este
modelo, así como de sus riesgos y desafíos. Aunque los años han pasado y ha
cambiado el gobierno municipal, la lógica de uso del suelo no sólo no ha
cambiado sino que se ha profundizado con la incorporación de nuevas tierras al
mercado inmobiliario hasta en la porción insular. La planificación urbana sigue
estando a merced de los llamados “desarrolladores” y el Municipio acompaña este
crecimiento asumiendo un rol de “partner”. Continúa ausente la regulación
estatal que contemple la integración social y el fenómeno de la segregación
social – espacial se sigue plasmando, dado por la desigual distribución de los
costos y beneficios de este tipo de desarrollo, la falta de mejoramiento del
hábitat de los sectores más postergados y las dificultades en el acceso a la
tierra para los sectores medios por la alta valorización de la misma.
Introducción
El proceso de expansión urbanística actual que se impulsa en
el Área Metropolitana de Buenos Aires rompe con el modelo tradicional basado en
la gestión estatal y la consolidación de infraestructuras públicas que fue
característico en nuestro país durante la mayor parte del siglo XX. A partir de
los años 90, las reformas estructurales redujeron la capacidad de gestión del
Estado y la lógica del libre mercado fue implementada con la mayor crudeza. Ese
"laissez faire", también se hizo eco en el mercado inmobiliario que
va a intervenir con un nuevo concepto de urbanización, dirigido a los sectores
de altos ingresos y que estará basado en enclaves insulares y cerrados, que
orientados hacia adentro, están separados del espacio público por medidas de
seguridad y control. La pobreza y la marginalidad crecientes que generó el
mismo modelo económico junto con el aumento de la inseguridad urbana, llevó a
muchas familias a optar por trasladarse a estos emprendimientos (barrios
cerrados, clubes de campo, etc.).
Por lo tanto, este proceso de urbanización se inicia en el
marco de un Estado desmantelado y reducido en su rol de regulador, con
insuficiente capacidad técnica, con áreas clave de su estructura cooptadas por
intereses empresariales y en un proceso de descentralización que provocó la
descoordinación de los distintos niveles del Estado - nacional, provincial y
municipal -, a la hora de implementar políticas públicas que orienten las
transformaciones territoriales. A esto hay que sumarle la insuficiencia del
marco regulatorio en materia de derecho urbanístico.
Cómo se inició en Tigre
En Tigre, el crecimiento urbanístico se registra desde fines
de los 80 y su impulso se debió a diversos factores. El abaratamiento de los
terrenos, las grandes vías de acceso que comunican a sus distintas localidades
con la Capital Federal y su ubicación geográfica privilegiada son algunos de
ellos. Posee 271 km2 de tierras insulares en la Primera Sección de Islas y
constituye la entrada principal al entorno natural del Delta del Paraná, lo que
le añade a las urbanizaciones la posibilidad de ofrecer un importante frente
costero y una amplia gama de servicios náuticos, además del valor paisajístico
y natural.
Estas características, junto con el orden y la seguridad jurídica
y urbana que ofrecería la actual administración local, así como la presencia de
una política de marketing, hacen de Tigre uno de los distritos más apreciados
para las inversiones inmobiliarias.
La gestión municipal de Ricardo Ubieto (1979-1983 / 1987-2006)
tuvo una activa participación en la promoción de este tipo de desarrollo y
adhirió con fervor al discurso que lo visualizaba como símbolo de progreso y,
como una estrategia excluyente que impediría el surgimiento de villas miseria,
tal como lo manifestaban abiertamente los funcionarios municipales. Incluso la
elite municipal se vio beneficiada en forma personal por el nuevo proceso
urbanístico a través de los servicios prestados en sus escribanías, empresas
constructoras y por servicios profesionales. También se decía que este proceso
urbanístico implicaba la ventaja de incorporar al partido una población de alto
poder adquisitivo que tenía la capacidad de solucionar sus propios problemas de
infraestructura, en principio, sin la necesidad del financiamiento público.
(ver en este mismo número, “Se pavimenta el Boulevard de Todos los Santos”)
La urbanización de tierras inundables y el impacto social
y ambiental
En el caso de Tigre, los emprendimientos se instalaron
principalmente en áreas bajas e inundables, especialmente en zonas costeras que
corresponden al área de amortiguación del Delta del Paraná, y que tuvieron que
ser urbanizadas con el uso de nuevas tecnologías y fuertes inversiones "...
que modificaron casi totalmente la topografía del terreno y aumentaron los
riesgos de inundación del entorno..." (Perahia, Raquel, 2005). La
realización de lagunas de agua salobre en los planes permitió, además del valor
paisajístico, extraer tierras para rellenar los lotes. Es decir, en Tigre, esta
expansión hacia las zonas bajas ha cambiado el patrón de ocupación del
territorio que se ubicaba habitualmente en las tierras altas. De esta manera
han surgido nuevos centros urbanos distribuidos a lo largo de los corredores
viales y de las zonas costeras.
Cabe preguntarse cómo el fenomenal relleno de tierras
inundables y la alteración de las características físico - naturales del
ecosistema va a impactar en los servicios ambientales que ofrece, sobre todo en
relación a la mitigación de las inundaciones. Hay que recordar que la última
inundación importante en Tigre fue la de 1.989, - en la Av. Cazón hubo un metro
de agua-. Luego ha habido numerosas crecidas, pero ninguna llegó al nivel de
aquélla. Por lo tanto considerando que el proceso urbanístico en Tigre se inicia
a fines de la década del 80 y principios del 90, todavía no se han puesto en
evidencia las consecuencias de los rellenos de miles de hectáreas en tierras de
drenaje y de escurrimiento. Sin ser apocalípticos, en caso de una fuerte
inundación, surge el interrogante de cuál será la altura que alcanzará la marea
en los barrios tradicionales de Tigre cuando el agua no pueda escurrir con
normalidad como lo hacía antes.
Por otro lado, los nuevos pobladores de Tigre que han
llegado en los últimos 20 años no tienen ningún tipo de experiencia a la hora
de actuar en un caso de emergencia por inundaciones como sí es el caso de los
habitantes de siempre que saben cómo desenvolverse, a quién llamar, qué medidas
de urgencia tomar, etc. Si bien las ventajas de las urbanizaciones privadas son
exclusivas de un sector, los perjuicios que pueden generar son para toda la
comunidad. Se distribuyen en forma desigual los costos y beneficios
ambientales.
Hay casos en donde el avance de las urbanizaciones cerradas
se ha producido sobre tierras públicas y a través de artimañas muy sofisticadas
e imponiéndose con atropello y violencia además de incurrir en irregularidades
y hasta en fraudes contra el Estado. El caso paradigmático es el del barrio
Santa Bárbara a cargo de EIDICO en el que se han usurpado 241 hectáreas al
Estado donde se construyó un barrio privado. Otro de los casos involucra
nuevamente a EIDICO en Dique Luján con el Complejo Villanueva que ha adquirido
tierras de Ferrocarriles Argentinos con dudosa legalidad y que ha avanzado con
la construcción de varios barrios expulsando a vecinos del lugar y arrasando
con numerosos cementerios indígenas que estaban asentados en toda el área (ver “Punta
Querandí: atropello sobre el espacio público…”).
Otro caso ejemplar es el de Colony Park que, asentándose
sobre 300 hectáreas en el frente deltaico del Río de La Plata – el área más
sensible y de más reciente formación del Delta del Paraná - pretendió
introducir un modelo urbano sin ningún tipo de criterio ambiental sustentable.
Se realizó con la expulsión violenta de los isleños que allí vivían,
destruyeron sus casas, alteraron los cursos de agua, y realizaron dragados,
movimientos de suelo y rellenos artificiales, y si bien las obras fueron
paralizadas, resta ver las posibilidades de remediación del daño ocasionado.
Por último, el caso más actual, el de “Venice”, en las tierras de lo que fue
Astarsa, y al lado de la Villa Garrote, es el símbolo más grosero de la
polarización social en Tigre y de la concepción excluyente del actual modelo de
ocupación del suelo: por un lado un asentamiento precario en condiciones
paupérrimas y del otro lado, un barrio náutico exclusivo que se presenta como
“Ciudad navegable”, pisoteando la memoria histórica de la represión de la
dictadura en Astarsa.
La Villa Garrote, con una población de cuatro mil personas
aproximadamente, carece de agua potable y de cloacas y “se eliminan los
residuos cloacales a través de una precaria e improvisada red que desemboca
directamente en el canal de San Fernando. Esta situación, provoca permanentes
obstrucciones y rebalsados de la red, hecho que convierte a la zona en una
permanente bomba sanitaria”. Asimismo cuando llueve o sube el río, el
barrio se inunda. Por su parte, “Venice” se emplazaría sobre 32 hectáreas con
un frente de 500 metros sobre el río Luján. En su página web se señala: “su
planificación urbana (…) incluye un extenso programa residencial, con
locales comerciales y una marina propia. En sus áreas comunes se encuentran
canales, espacios verdes, y una amplia red de servicios y amenities vinculados
a un estilo de vida sustentable”. “Venice” es un desarrollo
urbanístico típico de Miami o la Costa Azul mediterránea, mientras que la Villa
Garrote es la estrategia de sobrevivencia que han encontrado los sectores
excluidos en las grandes urbes del mundo subdesarrollado. Y la permanencia del
barrio - instalado a sólo 10 minutos del Palacio Municipal - en las mismas
condiciones durante los últimos 50 años indica la falta de voluntad política
para brindar soluciones habitacionales y, también, el uso político que las
distintas gestiones han hecho de este barrio en un Municipio considerado “rico”
por los grandes medios.
Consideraciones finales
A diferencia de las pautas tradicionales de la ciudad
abierta, hoy la planificación urbana y el uso del suelo son ordenados por
agentes privados que no tienen en sus objetivos, por su propia naturaleza,
propender al bien común, sino satisfacer las demandas del mercado y obtener la
mayor rentabilidad posible. De esta manera se "agudiza el fenómeno
de fragmentación: física, cultural, ambiental y social, incrementado por la
falta de una planificación urbano territorial adecuada y por la presión
ejercida por agentes del mercado inmobiliario" (Perahia, Raquel,
2005).
Por su parte, el Estado, el actor llamado a promover el bien
común, ha sido cooptado en algunas de sus áreas por los propios desarrolladores
urbanísticos, asumiendo un rol más cercano al de facilitador de este tipo de
desarrollo desigual que de regulador del mismo. Además, éste es uno de los
negocios que habilitó el modelo neoliberal y que se ha mantenido inalterable en
el Conurbano Bonaerense, en donde Tigre, tan sólo superado por Pilar, es un
ejemplo paradigmático, y aún más preocupante por la fragilidad del ecosistema
en el que se asienta: tierras bajas e inundables. La prepotencia del negocio no
respeta la funcionalidad del ecosistema del humedal el que, al fin y al cabo,
terminará imponiéndose como lo saben todos aquellos que han nacido y aman estas
tierras.
En medio del contexto señalado y como medidas alentadoras en
función de favorecer a los sectores populares y medios, se puede mencionar la
recientemente aprobada “Ley de Acceso Justo al Hábitat” en la Provincia de
Buenos Aires que, impulsada por un foro de organizaciones sociales, contempla
la complejidad integral del hábitat y aporta herramientas para desalentar la
especulación sobre la tierra; y el Programa Procrear que, en la búsqueda de
tierras públicas para su implementación, se ha encontrado con ocupaciones
ilegales por parte de los barrios privados como es el caso de Santa Bárbara.
Por otro lado, este hecho también indica la desidia y la ausencia de una
política nacional que intervenga en la problemática del ordenamiento
territorial.
Volviendo al pago, la urbanización excluyente en el Partido
de Tigre no es materia de interés en la clase política local, es decir para el
oficialismo, es decir para el Intendente. Este tema no ha sido problematizado
no sólo porque se lo considera como algo natural e irreversible, propio de
estos tiempos, sino porque este fenómeno al Intendente de Tigre le aporta
vinculaciones con grandes grupos empresariales, cadenas de hoteles y una
llegada a todos los actores con poder económico que giran alrededor de este
gran negocio. No discrimina a nadie a la hora de acumular poder – como es su
relación con O`Reilly - y actuará a favor de los sectores excluidos siempre y
cuando la no intervención le pueda generar un costo político.
Es más, la problemática urbana, al implicar un abordaje
complejo, no ha logrado instalarse en la agenda pública en forma integral sino
que se fragmenta en reclamos puntuales (como puede ser el caso de Punta
Querandí o Colony Park) y no gana adeptos más allá de los círculos académicos,
blogs, ambientalistas, ONG´s y algún interesado en estas cuestiones. Este dato
de la realidad y la alta intención de voto del Intendente de Tigre explican la
limitada trascendencia pública y política que adquieren estas temáticas. Tal
como dice el Arq. Janoschka Michael, "... la privatización del
espacio público y la separación consiguiente de clases no es un tema que
conmueve a la población local y menos en las áreas donde vive la población de
menor ingreso. En el lenguaje político se puede afirmar que no se ganan votos por
la pelea por el acceso público a espacio urbanizado"
En síntesis, la producción del espacio urbano continúa a
expensas del deterioro socio-ambiental, de la destrucción del patrimonio
cultural y del avance sobre espacios públicos, afectando a los sectores más
humildes que, en general, se ubican en las zonas bajas del distrito y, también,
a los sectores medios que viven en barrios tradicionales y a aquellos que, por
la revalorización de la tierra - que genera la misma urbanización privada - no
pueden acceder ni siquiera a un lote de terreno en el barrio en el que
nacieron.
Referencia: http://www.actualidaddetigre.com
2 comentarios:
Otro conflicto serio que tampoco se discute acabadamente, es el tema de la
concentración urbana, expresado en el fenómeno de las megalópolis, que se consolida
día a día de la mano de las políticas oficiales, en los países empobrecidos del Planeta.
http://ernestojgarcia.files.wordpress.com/2013/02/aguafuertes-amb-feb-2013.pdf
Muy buena nota, los felicito, hay que informarlo distribuirlo a todo los ciudadanos
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