lunes, 26 de mayo de 2008

Crisis de la agricultura industrial.

La agricultura mundial está en una encrucijada. La economía global impone demandas conflictivas sobre las 1,500 millones de hectáreas cultivadas. No sólo se le pide a la tierra agrícola que produzca suficientes alimentos para una población creciente, sino también que produzca biocombustibles y que lo haga de una manera que sea ambientalmente sana, preservando la biodiversidad y disminuyendo la emisión de gases de invernadero, mientras aun represente una actividad económicamente viable para todos los agricultores.
Estas presiones están desencadenando una crisis del sistema alimentario global sin precedentes, la cual ya se empieza a manifestar en protestas por escasez de alimentos en muchos países de Asia y África. De hecho hay 33 países al filo de la inestabilidad social por la carencia y precio de los alimentos. Esta crisis que amenaza la seguridad alimentaria de millones de personas, es el resultado directo del modelo industrial de agricultura, que no solo es peligrosamente dependiente de hidrocarburos sino que se ha transformado en la mayor fuerza antrópica modificante de la biosfera. Las crecientes presiones sobre el área agrícola en disminución están socavando la capacidad de la naturaleza para suplir las demandas de la humanidad en cuanto a alimentos, fibras y energía. La tragedia es que la población humana depende de los servicios ecológicos (ciclos de agua, polinizadores, suelos fértiles, clima local benevolente, etc.) que la agricultura intensiva continuamente empuja más allá de sus límites.

Antes del fin de la primera década del siglo XXI, la humanidad está tomando consciencia rápidamente de que el modelo industrial capitalista de agricultura dependiente de petróleo ya no funciona para suplir los alimentos necesarios. Los precios inflacionarios del petróleo inevitablemente incrementan los costos de producción y los precios de los alimentos han escalado a tal punto que un dólar hoy compra 30% menos alimentos que hace un año. Una persona en Nigeria gasta 73% de sus ingresos en alimentos, en Vietnam 65% y en Indonesia 50%. Esta situación se agudiza rápidamente en la medida que la tierra agrícola se destina para biocombustibles y en la medida que el cambio climático disminuye los rendimientos vía sequías o inundaciones.
Expandir tierras agrícolas a biocombustibles o cultivos transgénicos que ya alcanzan mas de 120 millones de hectáreas, exacerbará los impactos ecológicos de monocultivos que continuamente degradan los servicios de la naturaleza. Además, la agricultura industrial contribuye hoy con más de 1/3 de las emisiones globales de gases de invernadero, en especial metano y óxidos nitrosos. Continuar con este sistema degradante, como lo promueve un sistema económico neoliberal, ecológicamente deshonesto al no reflejar las externalidades ambientales no es una opción viable.
El desafío inmediato para nuestra generación es transformar la agricultura industrial e iniciar una transición de los sistemas alimentarios para que no dependan del petróleo.
Fuente: http://www.cadtm.org/spip.php?article3296

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