En concreto, la empresa estudia instalar las dos primeras
plantas solares flotantes en una reserva de Saitama y un pantano de Osaka
(ambas en el centro de Japón) con vistas a que comiencen a operar el próximo
año con una capacidad de 1.000 y 2.000 kilovatios respectivamente.
West Holdings busca actualmente el espacio concreto para
instalar las grandes plantas solares sobre el agua, un modelo que cuenta con
los beneficios de ofrecer abundante exposición solar y tener una
superficie estable.
La empresa importará la tecnología necesaria de la
surcoreana LS Industrial Systems y se asegurará de que tanto el cableado
como las juntas y el resto de piezas de los paneles sean resistentes al agua.
Las planchas de paneles solares flotarán sobre el agua a
través de un sistema de boyas situadas debajo de la estructura, un
sistema que hasta ahora solo había sido utilizado en Japón con fines
experimentales o para promocionar la tecnología.
Después de Fukushima.
El país asiático se encuentra inmerso en la concreción de un
nuevo plan de energía después de que el accidente nuclear de Fukushima, el peor
desde Chernóbil, cuestionara la seguridad de las centrales atómicas, de las que
Japón obtenía cerca de un 30% de su electricidad antes de la crisis.
Actualmente, el archipiélago nipón mantiene paralizados 48
de sus 50 reactores atómicos a raíz de lo ocurrido en Fukushima, que causó
pérdidas millonarias y mantiene aún a unas 52.000 personas desplazadas.
Entre los proyectos de energías renovables que se han
emprendido en el país tras el accidente se encuentra el de la española Gestamp
Solar, que planea invertir más de 870 millones de euros en plantas y paneles de
energía solar en Japón durante los próximos tres años.
Además, diversas empresas japonesas, entre ellas las filiales niponas de
IBM y Goldman Sachs, estudian construir para 2016 una de las mayores plantas de
energía solar del país, con una capacidad cercana a los 250.000 kilovatios.
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