El ‘macrojuicio’ contra el fundador de AVINA, Stephan Schmidheiny, en Turín saca a relucir la letal epidemia silenciosa del amianto en Europa: sólo en España morirán entre 40.000 y 60.000 personas hasta 2030.
EL fiscal de Turín, Roberto Guarinello, solicita un millón de euros de indemnización por cada uno de los trabajadores muertos causados por exposición al amianto en las fábricas del grupo industrial suizo-belga Eternit. Schmidheiny, antes del inicio de las audiencias, envió a los afectados una propuesta de compensación “a título humanitario” de 60.000 euros por muerto y 20.000 euros por enfermo, la cual fue declinada.
La empresa está acusada de causar la muerte a dos millares de trabajadores. Los acusados son los propietarios de Eternit, Stephan Schmidheiny, Thomas Schmidheiny y Jean-Louis de Cartier, sobre quienes pesan los cargos de homicidio involuntario.
Stephan Schmidheiny
EL macrojuicio es histórico por el número de afectados, porque los juzgados son los verdaderos propietarios de las fábricas y no los cargos intermedios. También lo es por los precedentes que puede crear: sólo el gobierno francés y alemán destinan, cada uno, más de mil millones de euros por año a las indemnizaciones derivadas del amianto. En España, el sindicato CCOO estima que hasta 2030, morirán entre 40.000 y 60.000 personas por enfermedades derivadas del asbesto. Ya existen sentencias condenatorias a empresas del País Vasco y Cataluña por la exposición al amianto.
EL mayor problema es que el amianto mezclado con cemento (uralita), está presente en cientos de miles de edificios de todo el mundo. Las propiedades aislantes y el bajo precio de extracción hicieron del asbestos uno de los materiales más utilizados en las décadas de los 50, 60 y 70. Su prohibición en 1992 no evitó que este material cancerígeno se expandiera por todas partes: especialmente en paredes y techos de edificios e industrias. El coste que hay que tomar para eliminar esta material ‘incrustado’ en las casas, hace que su eliminación sea inabordable económicamente para cualquier gobierno. Las precauciones materiales que habría que tener para llevar a cabo esta acción, generarían además no pocas inquietudes sociales y sanitarias.
Su uso y comercialización está prohibido en la Unión Europea desde 1992. La propia Comisión Europea calcula en 500.000 las muertes que causará la exposición a este material en los próximos años.
Uno de los mayores productores mundiales de amianto, ha sido el multimillonario suizo Stephan Schmidheiny, quien como ya comentara, está siendo juzgado actualmente en Turín (Italia) acusado de homicidio imprudente por la muerte y/o enfermedad de cientos de sus antiguos trabajadores en las fábricas del grupo Eternit. Stephan Schmidheiny es además el creador de una famosa entidad filantrópica, la Fundación AVINA. Efectivamente, cuando se deshizo de sus fábricas del grupo Eternit, Schmidheiny fundó AVINA, una fundación de carácter filantrópico y medio ambiental.
Stephan Schmidheiny estuvo lucrándose con la venta de uralita en sus fábricas hasta la década de los ochenta; no obstante en su biografía oficial colgada en su página web, el multimillonario suizo, puesto 243 de la lista Forbes de los más riscos del mundo, mantiene: “Cuando comenzó la polémica sobre los potenciales efectos nocivos del polvo de asbesto, el descubrimiento fue un shock para mí en muchos aspectos”. También asegura que puso “filtros” en sus fábricas.
No obstante estas afirmaciones, se sabe que los efectos dañinos del amianto eran conocidos ya en la antigua Roma. En 1935 se publican los primeros trabajos científicos que relacionan cáncer y amianto. Hoy en día no hay ápice de duda en la comunidad científica, en la relación directa entre amianto y cáncer de pulmón.
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