martes, 11 de noviembre de 2008

Ambientalismo y la Ingeniería genética.

En general todos sabemos, o intuimos la importancia y los beneficios que tiene para un futuro muy próximo, el desarrollo de la Ingeniería genética.
A finales de la década de 1990, los experimentos en esta área obtuvieron resultados importantes; la modificación de la dotación genética, es decir, la producción de organismos transgénicos, se convirtió en una herramienta muy útil para la mejora de los cultivos (obteniendo plantas resistentes a enfermedades, plagas, etc.). De hecho, hoy en día prácticamente todos los alimentos vegetales que se consumen son transgénicos.
Después de esta afirmación, debemos pasar a reconocer también los riesgos que implican este tipo de maniobras, cuando se aplican sobre organismos animales y vegetales de consumo humano, sin realizar los suficientes análisis y estudios.
No obstante ello, algunos grupos ecologistas han manifestado su desconfianza sobre los cultivos de plantas transgénicas, ante el temor de que los nuevos genes incorporados pudieran resultar perjudiciales para la salud humana, indujeran respuestas alérgicas o incluso pudieran llegar a introducirse en especies vegetales relacionadas. Quedaría por ver entonces, que seguridad nos brinda hoy el manipuleo genético, a la luz de la tecnología existente.
Pero para analizar estos conceptos, debemos recordar algunos temas básicos. Se llama Genoma, a totalidad de la información genética presente en un organismo. Prácticamente todos los genomas (con excepción de los de algunos virus) están formados por ácido desoxirribonucleico (ADN).
Se llama gen, a la unidad de herencia, consistente en una partícula de material genético que determina la herencia de una característica determinada, o de un grupo de ellas. Los genes están localizados en los cromosomas en el núcleo celular y se disponen en línea, a lo largo de cada uno de ellos.
Cuando la dotación genética de un vegetal o un animal, ha sido modificada para contener genes extraños o formas alteradas de genes endógenos, estamos en presencia de un organismo transgénico. Efectivamente, un organismo transgénico, se consigue tras inyectar el gen ajeno, en el óvulo fecundado o en las células embrionarias que se generan en los primeros estadios del desarrollo.

Uno de los métodos aplicados para lograr la transformación genética, es mediante la intermediación de una bacteria que infecta el genoma de la plantas, como es el caso de la bacteria Agrobacterium Tumefaciens. Otro método de insertar los transgenes, es a través de bombardeo de partículas de tungsteno. Ambas tecnologías, desencadenan indudables riesgos a nivel genético. Hoy en día, ya no existen dudas de que la transformación genética de los cultivos a través de la ingeniería genética, entraña riesgos inherentes con esta tecnología.
El transgén, o sea el gen huésped, teóricamente se inserta en un lugar exacto del genoma de la planta, y en cada transformación, se inserta sólo un gen. Pero ocurre que en la práctica, esto no sucede nunca.
Al contrario, se ha demostrado que a más del transgén que se desea insertar en la planta, cada genoma transformado, contiene un espectro de mutaciones propio para cada evento. Es decir que no solamente se produce una mutación con el ingreso del transgén, sino que también se producen alteraciones en la estructura del genoma como consecuencia de:
los procesos de cultivo de tejidos.
Los métodos de inserción genética (tanto si se utiliza Agrobacterium, o a través del bombardeo de partículas)
La inserción de ADN superfluo. El ADN superfluo es cualquier pedazo de ADN, diferente al transgén que se desea insertar, para que la planta adquiera la característica deseada.
Oportunamente se realizaron estudios científicos sobre ocho (8) cultivos comerciales. Seis (6) tenían inserciones de ADN superfluo tanto bacteriano como viral, introducidos durante los eventos de inserción.
En definitiva, la vasta mayoría de los eventos de inserción de un transgén, involucra cambios en el genoma de la planta, afectando tanto pequeños segmentos de ADN, como también segmentos más grandes. A esto, debemos sumarle la inserción de ADN superfluo.
Tanto la técnica de cultivo de tejidos, como los métodos de inserción de los genes, han sido utilizados en la ciencia como agentes mutagénicos. Por lo tanto, no es sorprendente que una planta transformada, enfrente consecuencias genéticas que son ajenas a las características contenidas en el transgén que se quiere transferir al cultivo.
Las mutaciones producidas por la inserción del transgén, pueden ser peligrosas si están presentes en la parte funcional del genoma.
Las mutaciones en la parte funcional del genoma, incluyendo secuencias que codifican proteínas como las que las regulan, pueden tener implicaciones en el comportamiento agronómico del cultivo, en sus interacciones con el ambiente y en la salud animal y humana.
Corresponde aclarar, que en verdad no existe movimiento alguno que se oponga al avance científico ni al desarrollo tecnológico. Y menos aún, existen oposiciones a que todo ello, se aplique en función del mejoramiento de la calidad de vida de todos los seres humanos. A lo que sí hay oposición, es al hecho de que los países subdesarrollados, sean víctimas de ensayos, pruebas, experimentos y sistemas de explotación, que atenten contra el estado sanitario de sus comunidades, y pongan en serios riesgos la integridad de sus riquezas naturales.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy buen post. Además lo de las notas relacionadas es todo un hallazgo. Te felicito.
María.