Posted: 26 Mar 2018 07:18 AM PDT
Fuente: La Auténtica Defensa
Posted: 26 Mar 2018 07:09 AM PDT
Comunicado de la Red de Organizaciones y Vecinos de la Cuenca del Río Luján: “El nuevo Parque Nacional Ciervo de los Pantanos nace amenazado”
Hace
unos meses organizaciones ambientalistas y vecinales festejamos el
proyecto de creación de un nuevo Parque Nacional. Nos referimos al
futuro Parque Ciervo de los Pantanos que integrará, a las actuales
3.000 hectáreas de la Reserva Natural Otamendi, otras 1.500 de la
Reserva Natural Río Luján. La prensa local nos informaba que la
Administración de Parques Nacionales (APN) firmó en octubre pasado un
Convenio Marco de Colaboración Institucional con la Fundación Humedales
“para la realización de actividades de interés común, en particular
relacionadas a proyectos orientados a conservar la biodiversidad
mediante el manejo integrado de cuencas y sus humedales
asociados”(Fuente: La Auténtica Defensa, 02/02/18).
Si
bien la constitución de este espacio protegido es una noticia muy
alentadora para la conservación de los humedales de la zona, existen una
serie de amenazas a su integridad. Como en toda cuenca, lo que ocurre
aguas arriba repercute aguas abajo y la cuenca del río Luján no es la
excepción. Por lo tanto, el futuro Parque Nacional Ciervo de los
Pantanos que se ubicará en la cuenca baja del río Luján y el Delta del
Paraná, será receptor de varios de los impactos que recibe el río en su
recorrido de 128 Km.
Dos
de los principales impactos son la contaminación y la alteración
hidrogeológica. La primera es resultado de los efluentes líquidos
(industriales y agrícolas) y de los residuos sólidos de todo tipo que,
con escaso y casi nulo control de las autoridades competentes, son
arrojados al río Luján y sus arroyos tributarios. Como lo demuestran
diferentes análisis, sus aguas contienen metales, pesticidas y otras
sustancias peligrosas.
La
segunda problemática, la alteración hidrogeológica, es producto (entre
otros factores) del avance de emprendimientos inmobiliarios e
industriales que rellenaron zonas antaño anegables, ocupando unas 10.000
hectáreas aproximadamente. Esta modificación ha tomado estado público
debido a que ha modificado el escurrimiento del agua y contribuido a las
recurrentes inundaciones de los últimos años.
A
fin de mitigar estas inundaciones, el estado provincial se propone
llevar adelante una serie de obras hidráulicas que, en algunos casos,
no representan una solución sino más bien generará nuevos problemas pues
afectará el funcionamiento del ecosistema de humedales. Uno de los
aspectos más sensible que puede verse alterado es la recarga de los
acuíferos (napas de agua subterráneas) de los que la población se
abastece de agua potable.
La
primer obra, que ya se ha comenzado, es la ampliación del Canal Santa
María (un canal aliviador ya existente que atraviesa la actual Reserva
de Otamendi uniendo el río Luján con el Paraná de las Palmas) y la
construcción de otro nuevo, paralelo al existente. El informe, elaborado
por una Comisión Evaluadora (integrada por profesionales de excelencia)
contratada por la Administración de Parques Nacionales para analizar
los impactos de la obra, concluye que no se ha hallado una justificación
razonable para la ampliación del Canal Santa María pues sus eventuales
efectos beneficiosos no se ven reflejados en una mayor protección contra
las inundaciones en el área de influencia de las obras (la Cuenca Baja
del Río Luján), donde las inundaciones están fuertemente influenciadas
por los niveles líquidos en el Río de la Plata y en el Río Paraná de las
Palmas. Apenas se aumentará un 7% más la capacidad de descarga del
canal.
Incluso
la Evaluación de Impacto Ambiental y Social elaborada por la propia
Dirección Provincial de Obras Hidráulicas (quien llevará a cabo la obra
del canal), reconoce que el humedal tiene una importante función, al
frenar el escurrimiento del agua hacia el Río de La Plata y permitir que
el agua quede estancada y pueda ir lentamente filtrándose, empapando el
suelo de donde la pueden tomar las plantas y llega hasta la napa de
donde la podemos extraer como agua potable. Textualmente dice “Si no
existiera este humedal el escurrimiento rápido de las aguas hacia el mar
provocaría la pérdida de agua dulce y la salinización del agua de la
napa.”
Es
decir que se reconoce el valor del humedal pero igualmente se lo
destruye y rellena. El relleno de una parte del mismo se hará con los
suelos que se extraerán de la construcción del nuevo canal aliviador y
se depositarán en el predio de un emprendimiento privado inmobiliario,
que se verá beneficiado con el alteo. Por su parte, no se sabe con
certeza el destino que se dará a los barros extraídos del canal Santa
María y que están contaminados con metales, hidrocarburos, etc.
Las
otras obras hidráulicas planteadas para la cuenca soslayan esta valiosa
información y agravarán la situación porque implican el ensanche de
tres tramos del río, que juntos suman 48 km. Esto drenará aún más
rápidamente el agua de los humedales y alterará su funcionamiento,
generando un fuerte impacto en el nuevo parque nacional y en la recarga
de los acuíferos. Esto es particularmente grave cuando, uno de los
mayores consumidores de agua de la cuenca, el Parque Industrial de Pilar
, tiene previsto ampliar su capacidad un 40 % y, además, avanza el
Parque Industrial de Loma Verde (Escobar), a escasa distancia del nuevo
Parque Nacional.
Por
lo tanto, la contaminación y las obras hidráulicas amenazan al nuevo
Parque y también a la calidad y cantidad de agua indispensable para la
sobrevivencia de la población y su producción.
La
opinión de la ciudadanía que vive y conoce el territorio, si bien no es
vinculante, aporta un análisis de situación tan importante como los
cálculos realizados desde mapeos satelitales, planillas Excel y
proyecciones matemáticas. La falta de constitución del Consejo
Consultivo del Comité de Cuenca del río Luján es una deuda para con los
habitantes del lugar que no poseen este espacio para expresar las serias
dudas que generan estas obras:¿Por qué y para qué se encaran estas
costosas obras? ¿En beneficio de quién? Así, se ven vulneradas las
garantías constitucionales (art. 41), e incluso, lo declarado en el
mismo Plan Integral de Regulación y Saneamiento para la cuenca, que la
provincia de Buenos Aires ha tomado como base para las obras que se
proyectan realizar.
El
río no es una sucesión de segmentos estancos, por ende, lo que se
modifica en la cuenca alta repercute en la baja, y viceversa. Se cuenta
como experiencia con la desidia e ineficacia del saneamiento del río
Reconquista. Allí también los hechos demuestran que el planteo de
organizaciones ambientalistas y vecinales estaba y está en lo cierto. El
río sigue contaminado.
La
terrible sequía que sufrimos desde hace meses deja adormecidos los
reclamos de los inundados de Luján y de otros municipios. Desde la
función pública se suele responder tarde, de manera irreflexiva, con
intereses electoralistas. Es necesaria una visión global del problema,
no simplemente ingenieril, que mitigue el drama de la inundaciones pero
preserve las importantes funciones de los humedales y sancione a los que
contaminan.
Fuente: Enlace crítico
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