09 de enero de 2017 de Página 12
Inédito pedido de un fiscal federal de interrumpir el uso de glifosato
Un freno a los agroquímicos
Un
fiscal federal pidió la suspensión del uso del herbicida glifosato en
todo el país. Toma en cuenta los informes que “evidencian la indubitable
peligrosidad”. Y sostuvo que la toxicidad indicada no representa la
real.
Es la primera vez que un fiscal federal pide suspender el uso de glifosato en todo el país.
Imagen: Télam
En
una decisión inédita, el fiscal federal Fabián Canda solicitó la
suspensión en todo el país de la utilización del herbicida glifosato (el
agroquímico más utilizado de Argentina). “De los informes y
antecedentes citados (en el expediente) se deja en evidencia la
indubitable peligrosidad de los agrotóxicos en base a glifosato”, afirma
el escrito judicial. El fiscal también cuestionó la forma en que se
mide la toxicidad de los agroquímicos (en base a informes de las propias
empresas y sin medir los impactos en mediano y largo plazo). Sólo en
Argentina hay más de cien estudios científicos que confirman distintos
efectos del glifosato.
Es la primera vez que un fiscal federal solicita una medida cautelar
de suspensión total del agroquímico más utilizado del país (200 millones
de litros cada año, en 28 millones de hectáreas). Se trata de la causa
“Giménez, Alicia Fany y otros contra Ministerio de Agroindustria y
otros”. La jueza de primera instancia, Claudia Rodríguez Vidal, había
denegado el pedido de los denunciantes (prohibición total del
herbicida), pero la sentencia fue apelada.
En un dictamen de 29 páginas, y cargado de argumentos científicos y
jurídicos, el fiscal Canda cuestionó el fallo de primera instancia por
no haber tenido en cuenta los diversos informes que confirman las
consecuencias del glifosato y alertó que no se aplicó la Ley General del
Ambiente (25.675).
Entre las bases argumentales para suspender el uso de glifosato toma,
entre otros, informes de la Auditoría General de la Nación (AGN), la
Defensoría del Pueblo de la Nación y fallos judiciales de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación (caso contra Minera Agua Rica, en Catamarca).
También resalta la decisión de la Agencia Internacional para la
Investigación sobre el Cáncer (IARC, ámbito especializado de la
Organización Mundial de la Salud), que en 2015 vinculó el glifosato al
cáncer, y confirmó que produce daño genético en humanos.
“Los peligros que para el ambiente y la salud implican la utilización
de agrotóxicos pueden considerarse en la actualidad como de público y
notorio conocimiento, incluso con condenas firmes”, destacó el fiscal
Canda, y refirió al juicio de 2012 en Córdoba, conocido como “el de
Madres del Barrio Ituzaingó” (donde se condenó a un aplicador y a un
productor).
Hizo propia la argumentación de esa sentencia: “De acuerdo ha surgido
de expertos y científicos, el uso indiscriminado, descontrolado,
abusivo, en la aplicación de agrotóxicos contamina en términos
alarmantes la vida animal, vegetal y humana, en especial en habitantes
cercanos a los campos”.
El fiscal planteó como segunda opción (primera la suspensión total en
todo el país del glifosato) establecer distancias de protección para la
población. Solicitó la prohibición de fumigaciones aéreas con glifosato
y, para las aplicaciones terrestres, una zona de exclusión de cinco
kilómetros de centros poblados, escuelas, casas rurales, ríos, lagunas y
pozos de extracción de agua subterránea.
También valorizó argumentos del Instituto Nacional de Tecnología
Agropecuaria (INTA): “El uso exorbitante de agrotóxicos ubica a la
Argentina en el segundo lugar en el mundo de uso de herbicidas por
hectárea”. Destacó que la situación ha provocado reacciones en el mundo
científico y afirmó: “Es una situación de amenaza grave para la salud y
el ambiente”.
Firmado el 1º de diciembre pasado, la decisión recae ahora en la Sala
III de la Cámara Contencioso Administrativo Federal, integrada por
Sergio Gustavo Fernández, Carlos Manuel Grecco y Jorge Esteban Argento.
El escrito judicial focalizó en el glifosato y al mismo tiempo dejó
en evidencia a todos los agrotóxicos utilizados en Argentina. “La
metodología de toxicidad no evalúa las dosis subletales y crónicas (en
medianos y largos periodos de tiempo), sólo tiene en cuenta los efectos
agudos”. Explicitó lo silenciado por las empresas del agro: “La
toxicidad indicada para los agroquímicos comerciales no representa su
toxicidad real”. Y retomó a la Defensoría del Pueblo de la Nación
(Resolución 147/2010): “Es necesaria una evaluación realizada por entes
independientes, en contrario de lo que sucede hoy, que la evaluación de
riesgo (de los agroquímicos) son provistas por las empresas (que los
comercializan)”. La Defensoría del Pueblo confirmó el mayor porcentaje
de niños nacidos con malformaciones y abortos espontáneos en zonas de
aplicación masiva de agroquímicos (de Chaco y Misiones).
El fiscal federal también resaltó la vigencia, y necesidad de
aplicación, del “principio precautorio” (vigente en la Ley 25.675):
“Cuando haya peligro de daño grave o irreversible, la ausencia de
información o certeza científica no deberá utilizarse como razón para
postergar las medidas eficaces para impedir la degradación del
ambiente”.
En los últimos años se produjeron fallos de freno al uso de
agrotóxicos en Formosa, Chaco, Córdoba, Salta, Santa Fe y Buenos Aires.
Sectores del agronegocio aún argumentan que “no hay pruebas” de las
consecuencias. Por contraposición, en Argentina hay más de cien estudios
de científicos de universidades nacionales (de La Plata, Buenos Aires,
Rosario, el Litoral, Nordeste, entre otras). Los papers científicos se
pueden encontrar fácilmente. Algunos de sus autores son Rafael
Lajmanovich, Damián Marino, Fernando Mañas, Delia Aiassa, Raúl Horacio
Lucero, Andrés Carrasco, Fernanda Simoniello y Silvana Rosso, entre
otros.