sábado, 29 de diciembre de 2007

La contaminación acuática por arsénico afecta a 137 millones de personas en todo el mundo.

Este elemento provoca patologías de la piel, pulmonares, neurológicas o vasculares, además de cáncer
Millones de personas consumen sin saberlo niveles nocivos de arsénico en el agua, según investigadores británicos. La contaminación del agua con este elemento químico se produce de forma natural y representa un gran riesgo para la salud.
Un estudio presentado en la reunión anual de la Real Sociedad Geográfica del Reino Unido en Londres advierte de que el problema es mayor de lo que se pensaba, ya que la contaminación acuática por arsénico afecta a 137 millones de personas en más de 70 países. El consumo prolongado de agua rica en arsénico es peligroso para la salud. En poblaciones que ingieren agua potable contaminada por este elemento se han observado patologías de la piel, pulmonares, neurológicas o vasculares, además de varios tipos de cáncer.
Peter Ravenscroft, del departamento de Geografía de la Universidad de Cambridge, explicó durante la presentación del estudio que un elevado número de personas está expuesto sin saberlo a niveles inseguros de arsénico en el agua que beben. El problema afecta especialmente a las regiones más pobres del planeta, como el sur de Asia (sudeste y sudoeste), las zonas occidentales de América Central y del Sur y algunas regiones de África. Bangladesh es el país que más contaminación sufre, donde cientos de miles de personas pueden morir víctimas de cánceres de pulmón, vejiga y piel causados por el arsénico, según Ravenscroft. Las consecuencias se multiplican en las zonas de actividad agrícola y ganadera, ya que el tóxico, presente en la naturaleza en rocas sedimentarias y volcánicas, se incorpora en la cadena alimenticia a través de plantas y animales.
Según los parámetros de la Organización Mundial de la Salud , 10 partes por 1.000 millones (ppb) de arsénico en suministros de agua es un límite seguro. Sin embargo, casi 140 millones de personas consumen agua que supera este umbral y 57 millones están expuestos a niveles de más de 50 ppb.
Fuente: consumer.es
Recomiendo ver en esta misma página, el informe final sobre El Caso Las Tunas.

sábado, 15 de diciembre de 2007

Cinco monos y un paradigma

Un paradigma es un ejemplo que sirve de norma.
Un grupo de científicos colocó cinco monos en una jaula. En el centro, colocaron una escalera y, sobre ella, unos plátanos. Cuando un mono subía la escalera para agarrar las bananas, los científicos lanzaban un chorro de agua fría sobre los que quedaban en el suelo.
Después de algún tiempo, cuando un mono iba a subir la escalera, los otros no paraban de golpearle.
Pasado más tiempo, ningún mono subía, a pesar de la tentación de los plátanos (no son tontos).
Entonces, los científicos sustituyeron uno de los monos de la jaula. La primera cosa que hizo el nuevo fue subir la escalera, siendo rápidamente bajado por los otros monos, quienes le dieron una tremenda paliza.

Después de algunas palizas, el nuevo integrante del grupo ya no subió más la escalera (aunque nunca supo porque le pegaban).
Un segundo mono fue sustituido, y ocurrió lo mismo que con el anterior. El primer sustituto también participó con entusiasmo de la paliza al novato.
Un tercero fue cambiado, y se repitió el hecho: lo volvieron a golpear.
El cuarto y, finalmente, el último de los veteranos fueron sustituidos.
Los científicos quedaron, entonces, con un grupo de cinco monos que, aún cuando ninguno de ellos había recibido nunca el chorro de agua fría, continuaban golpeando a aquel que intentase llegar a las bananas.

Si fuese posible preguntar a los monos por qué pegaban a quien intentase subir la escalera, con certeza la respuesta sería: "No sabemos... ¡las cosas siempre se han hecho así aquí!". ¿Te suena conocida esta respuesta?
No pierdas la oportunidad de preguntarte por qué nos están golpeando... y por qué estamos haciendo las cosas de una manera determinada, si tal vez las podemos hacer de otra forma mejor.

"Sólo hay dos cosas infinitas en el mundo: el universo, y la estupidez humana". (Albert Einstein)

lunes, 10 de diciembre de 2007

¿Sabe usted qué son los organismos transgénicos?

Son seres cuyo código genético ha sido modificado insertándoles uno o varios genes provenientes de otra especie. Esta modificación se hace mediante técnicas de manipulación genética.
Esta técnica viola la integridad entre especies y crea organismos que nunca antes han existido en la naturaleza. Los riesgos son la contaminación biológica, amenaza a la biodiversidad agrícola, la eventual creación de nuevos virus y los impactos en la salud de las personas y animales.
Durante los años de investigación silenciosa en los laboratorios ya existen varios tipos de especies riesgosas y alteradas genéticamente: maíz con genes de escorpión, papas con genes de lenguado, lechugas con genes de tabaco, pinos con genes de ovejas, vacas y gallinas con genes humanos. Estas modificaciones tienen como fin aumentar la productividad y rentabilidad de los productos obtenidos. Entre las modificaciones para generar características "deseadas" se encuentran:

· Resistencia a herbicidas
· Resistencia a plaguicidas
· Cortezas o cáscaras más gruesas y resistentes
· Períodos retardados de maduración

¿Cuáles son los riesgos para la salud humana y el medioambiente?
A pesar de los pocos estudios que se han realizado para evaluar los riesgos de los organismos transgénicos a la salud humana y el medio ambiente, se ha podido comprobar que tiene las siguientes consecuencias:

· Daños a la salud de quienes consumen este tipo de productos, causando alergias y resistencia a antibióticos.
· Debilitamiento del sistema inmunológico.
· Daños en los órganos internos de quienes ingieren este tipo de organismos
· Han causado la muerte de personas que ingirieron Triptófano transgénico
· Pueden producir cáncer
· Pueden potenciar la multiplicación y generación de nuevos organismos patógenos que originan las enfermedades

Estos daños no han sido seriamente cuantificados y se requiere de mayores estudios antes de liberar alimentos contaminados, ya que son enormes los riesgos e incalculables los recursos que se necesitan para enfrentar los daños en la salud y el medioambiente.
Existe, por ejemplo, evidencia que los transgenes y los genes marcadores de resistencia a antibióticos de plantas transgénicas pasan a otras especies de microorganismos, como los hongos y las bacterias del suelo. La tecnología, por lo tanto, aumentará la transferencia de genes de enfermedades y resistencia a antibióticos y, al recombinarse, generará nuevos organismos patógenos.

También la incorporación de genes alergénicos o genes extraños en los alimentos, genera proteínas extrañas y modificaciones en la composición nutritiva de los mismos. Algunos alimentos comunes podrían tornarse metabólicamente peligrosos y hasta tóxicos. Se ha demostrado el potencial alergénico en soja resistente a herbicida en la que se ha incorporado un gen de una nuez de Brasil.
Hay evidencias de muertes de personas por ingestión de triptófano transgénico y colapso de pacientes inyectados con insulina transgénica. En ratas alimentadas con papas transgénicas, se encontró debilidad en su sistema inmunológico, daño en los órganos vitales y engrosamiento de las paredes estomacales. Existen pocos estudios independientes sobre seguridad de los alimentos transgénicos. A pesar de ellos, se están comercializando sin una adecuada y extensiva evaluación de su seguridad. Los organismos regulatorios han sucumbido a las presiones de la industria para flexibilizar las reglamentaciones. El Codex Alimentarius, organismo dependiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la FAO, no ha podido avanzar en un etiquetado de los alimentos transgénicos y recién en 1999 decidió crear un grupo de trabajo para determinar la inocuidad de los mismos.
En la agricultura la creación y liberación de organismos transgénicos está claramente orientada a concentrar la propiedad de la producción agrícola en las grandes industrias y monopolios productores de semillas y agroquímicos quienes ofertan un paquete que lo constituyen en semilla transgénicas y su determinado pesticida, sin esa dupla no hay producción.
En el caso de la industria farmacéutica las drogas generadas mediante modificación genética no tienen la debida evaluación de riesgo antes de ser liberados para el consumo humano.
El tema del impacto económico de la producción de organismos transgénicos, ha sido poco debatido y considerado, a pesar de las graves implicancias que podría tener sobre los países en vías de desarrollo. Las nuevas variedades reemplazarán los cultivos tradicionales acelerando la erosión genética y afectando la seguridad alimentaria. Además el acceso a semillas no transgénicas se dificultará. Los campesinos deberán pagar más por las semillas patentadas y no podrán resembrarlas.
Fuente: Renace (Red nacional de acción ecológica)